FacePublic Relato corto 28 de noviembre de 2024



¡Buenas y estupendísimas tardes, Bookies!

Todos los jueves tenemos un nuevo relato. Esta vez, ha sido creado a través de la elección de otra persona. Es decir, alguien que me ha dicho: nombre de personajes, tres cosas que quiere que pasen en la historia, o que han pasado; y de qué tema quiere que sea el relato (amor, acción, aventura…); y, con todo eso, he creado una historia única.

 

Tema: Realidad

Nombre de personajes:

-         Anónimo

 

Tres cosas que pasan en la historia:

-         Pelea

-         Engaño

-         Decepción

 

 

Mi sueño siempre había sido jugar al fútbol.

Llevaba ya unos cuantos años jugando con mi equipo aquí en España. A los quince años, para mí jugar al fútbol era una distracción de los problemas y algo que realmente me hacía feliz.

Todos los días daba gracias al cielo por poder seguir jugando. Aunque aquel día todo cambiaría para mí, pues pasaría algo que, para mi desgracia, lo cambiaría todo.

Sonó mi teléfono. Mi tío.

–        ¿Sí?

–        Mira, no sé cómo decirte esto, pero tienes que dejar de jugar al fútbol y volver a África.

–        Pero, ¿por qué?

–        Porque hay una nueva norma que dice que los jugadores que no tengan a sus padres aquí, no pueden jugar sin permiso de sus padres. Vete con ellos allí y cuando seas mayor de edad vuelves; seguro que te vuelven a coger.

Con un peso en el alma tan grande como una losa de cemento que me aprisionaba el corazón, puse rumbo a África.

Unos meses después, y con la rabia metida en el cuerpo porque mi tío no hubiera hecho absolutamente nada para que pudiera quedarme allí, decidí volver a España.

Cuál es mi cara de sorpresa cuando revisan mis papeles y me dicen:

–        ¿Sabías que es el último día que podías volver a España? Tus papeles caducan hoy a las doce de la noche.

Unas horas más tarde y no hubiera podido entrar ni en el país.

Volví a casa de mi tío, pero ya nada era igual. Terminé yéndome de allí. Mi propio tío quería que me fuera. Acabé en un centro de menores. Hasta que a los dieciocho años me hicieron la pregunta:

–        ¿Prefieres hacer tu vida o quedarte aquí con nosotros en el centro?

Me lo pensé. Sí, en el centro no me faltaría nunca de nada, pero siempre dependería de ellos. No quería eso. Tomé la decisión casi al instante, o ya la tenía tomada hace tiempo. Solo quería vivir mi vida y ser feliz. ¿Era pedir tanto?

Comencé a jugar en un equipo en el que duré un año; más tarde, jugué para otro equipo. Hasta que me dijeron que tenía los papeles caducados y no me podían contratar. Mis papeles caducados, el pasaporte había cambiado también en mi país. Es decir, tenía que ir a mi país a renovarlo. ¿Cómo? ¿Con qué dinero?

Estuve cinco años sin papeles y sin trabajar; al menos, oficialmente. Me buscaba la vida como podía.

Ahora llevo tres años trabajando en una empresa.

La vida cambia constantemente, pero nuestro objetivo siempre es el mismo: ser felices.

Puedo confirmar a día de hoy que, aunque obviamente hay algún día malo, la mayor parte del tiempo estoy bien.

Y si no lo estoy, finjo que sí con una sonrisa. Nadie se da cuenta.

Con el tiempo nos volvemos expertos en ocultar nuestros verdaderos sentimientos para que no nos lleguen a hacer daño.

Solo espero el momento de no tener que fingir que soy completamente feliz, porque realmente lo sea.

 

 

© 2024 Siree Kemerler. Todos los derechos reservados.

 

 

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