LAS 3 FRASES QUE MÁS NOS CUESTA DECIR EN LA VIDA

 


¡Buenos y estupendísimos días, Bookie!

¿Alguna vez te ha costado dar las gracias, decir lo siento o decirle a esa persona especial que la extrañas?

Dividiremos a las personas del mundo en estas tres categorías.

1-     A las que les cuesta sobremanera decir gracias a pesar de que saben que es lo correcto.

2-     A las que decir lo siento se les atraganta porque están admitiendo un fallo propio.

3-     A las que decir te extraño a esa persona especial lo ven como un punto vulnerable.

Yo he de admitir que lo que más me cuesta, es decir: te extraño. Puedo echar de menos a esa persona cada día y no decirlo. O echarla de menos y decirlo una vez de cada cien. Obviamente, como digo arriba, lo veo como un punto vulnerable y lo evito para que no me hagan daño. Digamos que es algo así como un mecanismo de defensa. También decir lo siento antes se me atragantaba; sobre todo al tener que decírselo a mi pareja. Supongo que por motivos personales del pasado. Ahora ya no me pasa. Logré superarlo. ¡Gracias a Dios!

Por lo tanto, yo pertenecería al tercer grupo.

Ahora hablaré un poco de cada categoría.

*AVISO: No olvides que esto es desde mi punto de vista personal y puede que no se asemeje en nada a lo que piensen los científicos más destacados del mundo entero.

 

1-     GRACIAS

 

Tal y como yo lo veo, esto es la más grave de las tres frases. Las otras dos denotan un sentimiento.

El decir gracias para mí es educación simple y llana. Y cuando veo a una persona desagradecida lo que me dan ganas es de gritarle a la cara que si no le han dado una buena educación en su casa.

Si hay algo que odio más en el mundo son las personas falsas y las desagradecidas. No cuesta nada decir gracias. Y tampoco cuesta nada decir la verdad, aunque eso ya lo hablaremos en otro post.

Pero, bueno, el no decir gracias no tiene por qué ser simplemente por mala educación; puede que sea también por timidez. Hay personas tan tímidas que apenas abren la boca cuando están fuera de casa, y esto es un hecho. Yo misma he conocido a unas cuántas así, aunque no es lo normal hoy en día. Con ayuda de las redes sociales, las personas tímidas se han extinguido. O eso, o disimulan muy bien su timidez.

Y tú, ¿ha habido algún momento en el que no hayas dicho gracias? Y en caso afirmativo, ¿fue por timidez o porque directamente no te sale decirlo?

 

2-     LO SIENTO

 

No hay mejor manera de solucionar las cosas que pedir perdón cuando sabes que hay algo que no has hecho bien. Es un hecho sincero y una buena manera de comunicarte con las personas que te importan.

Yo veo imperdonable hacer algo mal y no pedir perdón siquiera. Nadie te está diciendo que te pongas de rodillas, sino que admitas tus propios errores y actúes en consecuencia.

Las personas que tienden a verlo como un signo vulnerable, entre las que me incluiría yo antes, son presas de su pasado. Aunque no lo quieran admitir, aún hay algo en su pasado que tiene su mente ocupada en pensamientos negativos por experiencias pasadas en su vida. Puede que haber estado con una pareja que, por mucho que pidieras perdón, nunca era suficiente. Puede que con algún familiar con el que se haya hablado y, contando sus experiencias, les haya dado a entender que pedir perdón es un signo de debilidad. O incluso alguna amistad que le haya contado cómo actuaba su antiguo novio con ella y cuando pedía perdón éste actuaba como si no le importase.

En esos casos, lo más lógico es autoevaluarse y ver cuál es el problema real y por qué se piensa de esa manera. Y, automáticamente, corregir ese pensamiento negativo por uno positivo.

Aquí te dejo algunos ejemplos:

-        Mi pareja actual no es como mi antigua pareja, por lo que, si pido perdón no tiene por qué pasar lo mismo que me pasó en el pasado. Voy a ir aprendiendo cómo es mi pareja actual actuando como debo y no como creo que se lo va a tomar él o ella.

 

-        Puede que mi familiar piense que, por todo lo vivido en su vida, se ha sentido vulnerable y lo ha achacado al hecho de pedir perdón siempre, incluso cuando no hacía nada mal. Pero esa ha sido su vida, no la mía. No puedo vivir a través de los ojos y vivencias de otra persona, aunque sea familia.

 

-        Mi amiga lo ha pasado muy mal con su expareja, yo lo viví con ella, pero eso no tiene por qué pasarme a mí también. (Incluso aunque salieras con la misma persona que tu amiga no tendría por qué pasarte).

 

Lo primero que debes entender es que las personas cambiamos nuestro trato hacia los demás dependiendo de cómo nos traten a nosotros o de lo que nos haga sentir esa persona. Por lo que, aunque tu relación con tu expareja no haya salido bien o no te haya tratado como debería haberlo hecho no quiere decir que esa persona no se merezca ser feliz o sea mala persona. Simplemente tiene otras preferencias en la vida que no tienen nada que ver contigo. El quid de la cuestión es encontrar a alguien para el que sí seas prioridad y no una opción más en su vida.

Además, partimos de la base de que cuando una relación, ya sea de amistad o amor, se termina, la culpa no tiene por qué ser solamente de una parte. También tu puedes tener tu parte de culpa. Depende de lo que haya hecho que esa relación se termine.

Numerosos estudios afirman que pedir disculpas y admitir nuestros errores es un signo de madurez emocional.

¿Te consideras emocionalmente maduro o inmaduro?

 

3-     TE EXTRAÑO

 

Esta para mí es la más complicada de decir.

Hay muchas personas que piensan: ¿Cómo puedes echar de menos a esa persona si la acabas de ver o hablar hace cinco minutos?

Pues sí. La echas de menos. Y mucho.

¿Por qué? Porque esa persona te transmite otra vibra, te transmite alegría y paz. Simplemente porque te hace feliz. Y todos sabemos que las personas que nos hacen felices son como una droga para nosotros.

Yo amo a esas personas que solo con hablar con ellas cinco minutos te alegran el día y te sacan una sonrisa. Pero de ahí a decírselo ya es otra cosa.

Yo sigo trabajando en ello, pero comienzo a ver que no es un signo de debilidad sino un sentimiento válido como otro cualquiera.

Como dije arriba, no debemos tomarnos las cosas como un ataque. Me incluyo porque me pasa. Porque no aguanto cuando me dicen: pero ¿ya me has echado de menos? Si nos acabamos de despedir, o si estamos todo el día hablando. Pues sí. En esos casos me gustaría darle a esa persona un cocotazo en la cabeza y decirle: ¡Eh! ¿Tú te crees que yo mando sobre mis sentimientos? Más bien deberías dar gracias que echo de menos hablar contigo y no echo de menos el hecho de no hacerlo, cabeza chorlito. Pero no. En vez de eso me contengo y digo: si, cariño. Porque me encanta tu sonrisa y tu carita de ángel (aunque ahora mismo te mataría…) Eso último lo pienso, pero no lo digo, claro.

En vez de tomarlo como un ataque y no volver a decirlo, debemos hacer que el otro se ponga en nuestro lugar y nos entienda. Que entienda que para nosotros es importante su compañía y que cuando no está, a pesar de que no sea necesario para que nosotros sigamos respirando, lo echamos de menos.


¿Te crees capaz de lograrlo?

 

 

 

Resumiendo:

 

Nos hace mucha falta trabajar en nosotros mismos y en nuestros sentimientos. Pasar más tiempo a solas, trabajando en nuestra personalidad, y no tanto tiempo en redes sociales que solo sirven para perder nuestro tiempo.

Dedicar un tiempo para nuestro ocio en redes sociales está muy bien. El problema viene cuando hacemos nuestra vida alrededor de las redes sociales y no tenemos tiempo de calidad para realizar nuestros proyectos de vida. Al final nos tendemos a volver máquinas: ni sienten ni padecen. Y debemos tener mucho cuidado con eso porque estamos en un mundo en el que la tecnología lo ha ocupado todo, eclipsando lo que realmente importa en la vida: VIVIR.

Si midiéramos la felicidad a lo largo de los años, ¿dirías que éramos más felices antes o ahora?

Mi respuesta es un ANTES clarísimo.

Y solo debemos preguntarnos: ¿Qué sobra o qué falta para que esa felicidad sea posible de nuevo?

Respóndete tú mismo.  

 

A lo largo de este post he realizado muchas preguntas. Estaré encanta de escuchar tu respuesta y tu punto de vista en comentarios.

No vemos a la vuelta de la hoja.

Hasta entonces, ¡feliz lectura y escritura!

 

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