RISOTERAPIA. ¡Feliz Día del Padre!

  

Foto en la que pone: La vida no vino con un manual de instrucciones, pero, por suerte, vino con un papá.



Como ya sabéis, este domingo es el día del padre. ¡Yuju!  

Es un día magnífico para compartirlo en familia, sobre todo si has sido padre o lo vas a ser. Desde el nacimiento de tu bebé, tienes otro día especial al año, a parte de tu cumpleaños o tu santo. Bueno, hay gente que junta el cumpleaños con el día del padre. ¡Tienen dos regalos! ¡Qué suerte!  

Como me gusta celebrar las fechas especiales, he pensado que qué mejor manera que echándonos unas risas leyendo conversaciones y comentarios que la gente cuelga por las redes sociales.  

Espero que te guste y pases un día divertido en familia el domingo. Nos vemos el próximo jueves.  

¡Feliz día del padre!  

 

  1. Mi hermana tenía una compañera del colegio que se llamaba Rosita León Conejo. En el colegio la llamaban: Flora y Fauna.  

 

  1. Esperando a que nos llamaran por lista para hacer un examen teórico de conducir, todo el mundo estaba nervioso y en silencio escuchando los nombres que decían por megafonía, sobre todo los apellidos. De repente, todo el mundo estalló en risas porque habían llamado a: Conejo Salido. La pobre no sabía dónde meterse. 

 

  1. Tuve una maestra que se llamaba: Dolores de Barriga.  

 

  1. En la escuela teníamos un profe que se apellidaba “Del Mercado” y cuando preguntábamos por él decíamos: “¿Ya llegó el profe del mercado?”. 

 

  1. Una vez me tocó atender a una señora en el trabajo. Al preguntarle por el nombre me dijo que se llamaba Reina. Le pregunté el apellido y me dijo que se ponía el del marido: Cerdas. No entiendo como alguien puede querer llamarse Reina de las Cerdas. 

 

  1. Llevé a mi hija de 5 años al médico. El doctor nos dijo que no podía tomar leche ni colorantes, y tampoco comer azúcar, pasta, pan, patatas ni bizcochos rellenos. Ella interrumpió al doctor y dijo: “¿Quieres que me muera de hambre? ¿Qué voy a comer entonces, si dices que no puedo comer nada?”. 

 

  1. Le dije a mi hija de 6 años: “Recuérdame comprar medicina para los mosquitos”, entonces respondió: “Si compras medicina los salvarás, tienes que comprar algo para matarlos”. Me quedé ahí, perpleja durante dos minutos sin saber si reír o llorar. 

 

  1. Cuando mi hija tenía 4 años vio en la calle a una señora con una verruga en la nariz. La miró y me dijo: Mamá, ¿es una bruja verdad? Quise que me tragara la tierra. 

 

  1. Fui a un restaurante con mi marido y mi hijo. A mitad de la comida, mi hijo me pidió ir al baño. Le llevé y me volví a sentar a la mesa. Al rato, mi hijo salió gritando como loco del baño: “¡Mamá, ven aquí! ¡Voy a hacer lo otro!” Mi marido y yo nos miramos sin saber qué hacer. Al poco, mi hijo volvió a gritar: “¡Mamá, ven, va a salir!” Todo el mundo en el restaurante se rió. 

 

  1. Estaba rezando como cada día, pero al llegar a “danos hoy nuestro pan de cada día”, mi hijo me miró, dejó de rezar y me dijo: “Jo, mamá, siempre pides pan. ¡Esta vez, pide pizza!”.  



  1. “Nunca hagas contacto visual con alguien mientras comes un plátano. Siempre sucede y es muy incómodo” 


  1. Publicidad de condones efectiva. (Tienda dónde ponen los pañales y los condones al lado. Un cartel en el medio de los dos productos que tiene escrita la frase: ¿Qué prefieres comprar?) 


  1. Si nunca desconectaste el mando de la play de tu hermano pequeño mientras tú jugabas, fracasaste como hermano. 


  1. Estaba con mi pareja escuchando tranquilamente al guía como nos contaba la historia de la Casa Natal de Mozart. Se supone que mi novio estaba detrás de mí, así que enlacé mi mano con la suya; cuando oigo una voz como de ultratumba decirme al oído: “Perdona, pero creo que no es mi mano la que quieres coger”. Había cogido la mano de una viejecita.

  2.  

  1. Mientras estábamos esperando al tren en nuestras vacaciones en Japón, me entraron ganas de ir al baño. Cuando fui a tirar de la cadena... ¡HORROR! Aquello parecían los mandos de la nasa. Todo estaba lleno de botones y todo escrito en japonés. Puse en marcha mis dotes de deducción y pulsé el botón rojo don de ponía: Push, en grande. De repente, comienza a sonar una sirena: nino nino ninoooo... Como ya no tenía mucho que perder, comencé a darle a todos los botones que vi. Empezó a saltar agua, sonar pajarillos, etc... Salí para afuera y me encontré con unas japonesas que se estaban retocando los polvos de la cara. Corrí y al salir le dije a mi marido: ¡Corre! Él me preguntó: ¿Has sido tú la de la alarma? No necesitó más respuesta que mi cara. La policía japonesa comenzó a salir como champiñones de todos lados. Un japonés me dijo más tarde que seguramente hubiera apretado la alarma antivioladores.  


  1. Abrí un bote de crema nivea y pegué un lametón. No es tan sabroso como el yogurt. 


  1. Viajando por Irlanda decidí que sería gracioso ponerle mis Ray Ban a una oveja. Si encuentras una oveja con unas Ray Ban negras son mías.  


  1. Hace poco se me acercaron dos tipos. Uno de ellos me dijo: “Dame tu móvil” Respondí pegándole un puñetazo en plena cara. Resulta que eran promotores de defensa personal y estaban repartiendo folletos. 


  1. Desde hoy, mi marido y yo, decidimos repartir las tareas domésticas equitativamente. Cuando llegó su turno de fregar los platos se mojó las manos, cerró el grifo de nuevo y se fue sin decirme nada. Volvió con un lavavajillas.  


  1. Hoy, de repente, me entraron ganas de comprarle flores a mi esposa. Cuando se las di, me dijo: “Oh, gracias, cariño. No lo has olvidado”. Sigo sin saber que era lo que no tenía que olvidar. Esta vez me salvé. 


  1. Gracias por llamar al 911. Si lo están robando apriete el 1. Si lo están decapitando apriete el 2. Si lo están extorsionando apriete el 3. Si lo están secuestrando apriete el 4. Y si lo están violando apriete el asterisco... 


  1. Eres tan inútil como la primera y última rebanadas de pan bimbo. 


  1. Hace dos semanas comencé una dieta. He perdido 14 días. 


  1. Si las chismosas fueran flores, mi barrio sería un jardín. 


  1. Cuando peleas con tu mamá y al poco rato le tienes que pedir algo: “holita...” 


  1. Los diez mandamientos de un vago: 

  1. Se nace cansado y se vive para descansar. 

  1. Ama a tu cama como a ti mismo. 

  1. Si ves a alguien descansar, ayúdalo. 

  1. Descansa de día para que puedas dormir de noche. 

  1. El trabajo es sagrado, no se toca. 

  1. Aquello que puedas hacer mañana, no lo hagas hoy. 

  1. Trabaja lo menos que puedas, lo que tengas que hacer que lo haga otro. 

  1. Calma, nunca nadie murió por descansar.  

  1. Cuando sientas el deseo de descansar, siéntate y deja que se te pase. 

  1. Si el trabajador es salud, que trabajen los enfermos. 

 

  1. Hasta los refranes han cambiado con el COVID: 

  1. Más vale mascarilla en la boca que toser a la loca. 

  1. A papel higiénico regalado, no se le mira la marca. 

  1. Más vale estornudo controlado que cien virus volando. 

  1. Aunque la mona se vista de seda, en la casa se queda. 

  1. No hay cuarentena que dure cien años, ni cuerpo que la resista. 

  1. Al mal tiempo, buena casa. 

  1. Todos los caminos llevan al refrigerador. 

  1. Más vale viejito encerrado que pronto enterrado. 

  1. Si la gripe suena, ponte en cuarentena. 

  1. Caras vemos, asintomáticos no sabemos. 

 

  1. No sé en qué pensaban estos padres cuando pusieron a su hijo: Elber, cuando los apellidos son Galarga Hidura. ¡Qué bonito suena! ¿Verdad? 


  1. El amor es como el papel higiénico. Se va acabando con cada cagada. 


  1. Compadre, ¿Cómo va su vida sexual? Pues como la CocaCola. Antes normal, después Light y ahora Zero.  


  1. Niño: Eres vieja.  

Yo: No soy tan vieja. ¿Cuántos años crees que tengo?  

Niño: El último número. 


  1. Mi hijo de 3 años encontró un guante en el suelo. Me preguntó que donde estaba el otro. Le respondí que no sabía. Miró hacia abajo y dijo como si fuera un problema monumental: Pero ¡tengo dos manos! 


  1. Mi niña de 3 años me preguntó que si podía bajar la ventanilla de la furgoneta. Le dije que no que íbamos a más de 100 km por hora. Se puso a llorar como una histérica durante 45 minutos. Al rato, traga saliva y, de repente, pregunta: Mami, ¿por qué estoy llorando? Casi me salgo de la carretera de la risa que me entró. Si no lo sabes, no voy a decírtelo. 

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