CONCURSO LITERARTOBER 2023 (DÍA 22)
22
¡Maldita
espera!
(Sangre)
Zott necesitaba recoger algunas
de sus cosas de la mansión del clan vampiro para llevarlas a casa de Ángela.
Desde que la protegió de los de su misma raza, no había vuelto a pisar por
allí. No sabía cómo estarían las cosas, ni en qué lugar dentro del clan le
dejaba eso.
La cabezota de Ángela se había
puesto como loca cuando le contó su plan, y había insistido en acompañarlo a
pesar de que, si se desataba una guerra, ella sería la primera en morir.
– Hazme caso, por favor– rogaba Zott–. No atravieses esta
verja bajo ningún concepto, Ángela.
– Ya te lo he dicho. Si oigo algo raro, entraré digas lo que
digas– se obcecó ella. Acarició la cara de su vampiro y dijo: –Jamás estarás
solo de nuevo. Si nos pasa algo, nos pasa a los dos.
El vampiro suspiró. En otro
momento se habría alegrado de las palabras de ella, pero cuando realmente podía
correr peligro su vida… Zott se daba mentalmente de cabezazos.
– Está bien. Dame diez minutos. Entraré y saldré en menos
tiempo.
Se despidieron con un simple
beso.
Ángela se acaloró solo de pensar
en lo de anoche. Se riñó a sí misma por estar pensando en esas cosas en vez de
centrarse en el presente.
Tras siete minutos transcurridos
desde que su vampiro desapareciese de allí, comenzó a impacientarse. Sólo
quedaban tres minutos.
Sin poder estar quieta en un
mismo sitio más de unos segundos, recorrió el perímetro. Al menos estaba
reconociendo el terreno. ¿No era eso lo que hacían en las pelis?
Estaba dando ya media vuelta
cuando tropezó con una piedra del tamaño de una cabeza y, por instinto, estiró
el brazo malo para agarrarse. La cicatriz le tiró de los puntos, haciendo que
uno de ellos se le abriese y comenzara a manar sangre de nuevo.
– ¡Mierda! –se quejó, conteniendo el aliento.
Oyó a lo lejos la voz de Zott
hablando con alguien. No sabía de quién se trataba hasta que una voz femenina
habló:
– Ella no es nadie, cariño. Ven aquí…
Enseguida supo que se trataba de
Camilla.
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