Escritor: Pablo Cabrera
¡Buenos y
estupendísimos días, Bookies!
Volvemos a
estar aquí con otra de nuestras maravillosas entrevistas. Esta vez a un
escritor que está deseando contárnoslo todo porque nos ha respondido de forma
extensa a todas las preguntas: Pablo Cabrera. Vamos a ver qué tiene que contar.
No olvidéis que
podéis comentar y compartir las entrevistas en vuestras redes sociales.
Nombre completo: Pablo Fernando Cabrera
Fecha de nacimiento: 1964
Lugar de nacimiento: Las Palmas de Gran Canaria
(España)
–
Buenos días, Pablo. ¿Cómo te encuentras hoy?
Pues muy bien, trabajando en los
últimos pasos de la revisión de mi próxima obra.
–
Me alegro un montón. Cuéntanos un poquito más sobre ti, que sabemos que
lo estás deseando.
Mis padres escogieron llamarme
Pablo en honor a un familiar. Es un nombre que se ha repetido bastante en mi
familia: hay un Antonio Pablo, un Pablo Antonio, un Pablo, un Juan Pablo y yo,
Pablo Fernando. Mi segundo nombre me fue asignado en reconocimiento a mi padre,
que se llamaba así. Sin embargo, la inmensa mayoría de la gente me llama Pablo,
así que mis obras, ya sean prólogos, reseñas, biografías, poemas, relatos,
fotos, etc., las firmo como Pablo Cabrera.
Mis aficiones personales: ante
todo me gusta leer, incluso más que escribir. En este sentido suelo aplicarme
aquella frase de Jorge Luis Borges, por supuesto sin compararme con alguien de
su estatura intelectual y literaria. Él proclamaba: “Que otros se jacten de las
páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”.
En cuanto a la música, siempre
digo que, en cuanto a la ligera, me quedé en los años ochenta. De esas fechas
en adelante casi no reconozco a cantantes, estilos o modas.
Para escribir, en muchas
ocasiones, pongo música instrumental de
fondo, me sirve como ambientación y para no descentrarme en exceso.
–
Ponerse una buena música es un buen principio para escribir algo que
merezca la pena. ¿Cuáles son tus proyectos pasados, presentes y futuros?
Tuve la dicha de ver publicados, entre los años 2006 y 2008, cuatro poemarios de mi autoría, y además, asombrosamente, sin tener que pagar ni un solo céntimo. Fue un sello radicado en la isla de Tenerife, Ediciones Idea, quien me propuso sacar a la luz mis versos, en una colección relativamente modesta, pero muy digna, que se llamó “Vid”.
Este año 2023, y gracias al empuje y al ánimo que me dispensó una grandísima escritora, también grancanaria, y mejor amiga, Saray Ramírez, autora de, entre otros, “El escudo de Hugo”, “El pozo de Granados” o “InTerror-dumbre: medianoche”; me decidí a publicar mi primera obra de narrativa: “Crónicas anómalas”, a través de la plataforma Amazon. Se trata de una colección de relatos que mezclan misterio, terror, algo de humor y siempre, incertidumbre.
Tengo en Amazon dos poemarios
publicados, “De tránsitos y sombras” y “Versado en lejanías”, aunque creo que
nadie se ha enterado de ello porque no lo he anunciado. No quiero saturar a la
gente con demasiadas obras al mismo tiempo. También tengo en pleno proceso de
maquetación otro volumen de narrativa, que llevará por título “Suite tardía”,
también un compendio de relatos de un estilo más intimista, y en los que se dan
cita otros sentimientos distintos a los que rezuma “Crónicas anómalas”.
Asimismo, estoy acabando una tercera obra, sin título aún.
–
Está muy bien. Tienes muchos proyectos acabados. ¿Qué es lo que te
decidió por la escritura?
Mis padres me enseñaron a leer
cuando yo tenía apenas tres años. Supongo que ese descubrimiento temprano de
esos códigos, con los que yo podía expresarme y conocer cómo otros lo hacían,
me predispuso a las letras.
Cuando ya lo hacía con soltura, noté que me apetecía contar historias, inventar mis propias aventuras, tal y como hacíamos mi hermano y yo en nuestros juegos infantiles. Sin embargo, me decanté ante todo por la poesía, quizá porque soy una persona muy sensible y trasnochadamente romántica, y empecé a escribir versos hasta dar a luz diez o doce poemarios, la mayoría de los cuales permanecen inéditos por los motivos que antes mencioné.
Creo que mi motivación para escribir es una necesidad, la necesidad de una catarsis. Y creo que esto es común a cualquier creador en cualquier disciplina artística. Necesito verter sobre el papel lo que burbujea en mi interior. Quizá para reconocerme a mí mismo, y nunca exclusivamente por vender o por el prurito de publicar.
En lo que atañe a la poesía, creo
que es, y esto también me lo dijo acertadamente Saray Ramírez, “el idioma en el
que mejor me expreso”; el lenguaje con el que de una manera más honda puedo
describir y relatar mi visión de la vida, de mi entorno, de mí mismo, de lo que
percibo y de lo que intuyo.
–
Es decir, que desde que aprendiste
a leer no has dejado las letras en paz. Eso te da mucho poder. Cuanto más lees
y aprendes, mejor escribes. ¡Sigue así! ¿Qué te inspira para escribir?
Muchas cosas. Desde un momento
del día, a una calle; desde una persona, a una melodía; desde un suceso, a una
inminencia.
Hay instantes en los que uno está quizá más predispuesto a recrear una sensación, a reformular una emoción, y en esas ocasiones no se pueden poner límites; hay que dejarse imbuir de esa inspiración y verter sobre la hoja en blanco, de papel o electrónica, esa caricia del Universo.
Para escribir poesía, mi mayor inspiración ha sido el ser humano y el sentimiento amoroso en sus distintas vertientes. Quiero decir que he escrito muchísimo sobre el amor, pero también sobre el desamor.
Me cuesta más ser un poeta
social, pero dado que los vaivenes de la existencia están encuadrados en una
determinada forma de sociedad, y que la sociedad la forman los seres humanos,
hay ocasiones en las que un hecho puntual me suscita una necesidad de convertirlo
en versos como, por ejemplo, un hecho luctuoso o un gesto de generosidad
inhabitual.
–
Que te puedas inspirar en, básicamente
todo, es muy buena señal. Eso es que tienes una mente abierta. ¿Qué momento del
día prefieres para escribir?
Realmente, mi momento preferido
para escribir, es la noche. El silencio de la noche es incomparable. Parece
como si una paz peculiar se asentara en los alrededores, como si la oscuridad
amparara la inminencia de lo que va a ser escrito. Sin embargo, en la
actualidad, me es imposible escribir en horario nocturno. En definitiva,
aprovecho todos los momentos de soledad, de aislamiento, que son
circunstancias, al menos para mí, y creo que, para la mayoría, indisociables
del acto creativo.
–
Totalmente de acuerdo. La noche y
el silencio es lo mejor para escribir. Es cuando las palabras salen con más
fluidez y cuando mejores historias creamos. ¿Te consideras más un escritor de
brújula o de mapa?
Decididamente,
soy un escritor de brújula. Por eso me inclino más al relato corto que al
cuento o a la novela. Me gustaría, casi se podría decir que sueño con escribir
una gran novela, pero me cuesta muchísimo elaborar una trama densa, con
personajes numerosos, escenarios creíbles y sostenibles, subtramas, detalles, etcétera...
Termino aburriéndome y casi no se me ocurren argumentos. El relato breve me
permite crear una historia que, ya sea que se cierre sobre sí misma o quede
abierta, está lista en pocas páginas, sin tener que planificar en exceso. Me
dejo llevar por una idea que surge y trabajo sobre esa idea, pero permitiendo
que ella, que parece tomar forma como una entidad propia, me tome de la mano
quedando yo como si fuera solo un amanuense dócil que escribiese al dictado.
–
Eso me pasa a mí a veces, y
cuando me pasa eso es cuando más disfruto de la escritura. Estás sumergido en
ella y te olvidas del mundo. A mí me ha pasado que me olvido hasta de comer. ¿Cómo
fueron tus principios en la escritura y tus primeras publicaciones?
Mis comienzos en la escritura datan de mi etapa escolar. Las asignaturas en las que sacaba las mejores notas eran, sin duda, las de letras. Lengua y Literatura, Ciencias Sociales, etcétera... Cuando tocaba redactar, yo era de los que le ponía más dedicación, aunque no recuerdo que eso me sirviera para sentir que se valoraba mi esfuerzo, a pesar de las buenas calificaciones. Hace poco, mi hermano encontró en casa de mis padres una redacción que data de 1976, cuando yo tenía 12 años. Me sorprendió, e incluso me hizo sonreír, descubrir que, a esa edad, había empleado en esa redacción, el adverbio “denodadamente”, una palabreja que no creo que conociera la mayoría de mis compañeros de aquella época…
De pequeño y de joven no me atrevía a publicar nada salvo que fuera obligatorio, porque siempre fui muy tímido y cometí el error de no creer en mí mismo. Cuando tenía unos veinte y pico de años tuve la dicha de conocer a un profesor de francés y poeta grancanario, Luis Natera Mayor (1950-2013), que me dio la confianza suficiente como para que yo le enseñara lo que hacía. Él fue mi profesor, mi mentor y mi amigo, y quien me animó a sacar a la luz mi producción poética.
A partir de ahí, intenté publicar
mis poemas enviándolos a diversas editoriales, a certámenes... Algunos llegaron
a publicarse en antologías, pero nunca tuvieron una repercusión demasiado
profunda. Fue solo entre 2006 y 2008 cuando el sello que antes mencioné,
Ediciones Idea, apostó por mis versos y publicó los cuatro poemarios que señalé
antes: “Habitar el otoño”, “Elogio de la incertidumbre”, “Para dos Soledades” y
“Canción de octubre”.
–
Eso es precioso. Que recuerdes de
esa manera tan cariñosa a tu profesor y que él te haya enseñado y te haya
apoyado en tus metas como escritor es muy bonito. No todo el mundo sabe
apreciar el mágico universo de las letras. ¿Utilizas o has utilizado alguna vez
un seudónimo?
Tengo varios seudónimos en la
recámara; principalmente, por si alguna vez escribo algo que pueda resultar
ignominioso… Es broma. Hay ocasiones en las que pienso en atreverme a escribir
géneros en los que no me siento cómodo, y entonces se me ocurre que, si lo
hago, debería hacerlo bajo seudónimo, para que mis lectores (sean pocos o más)
no se desconcertaran demasiado. Pero bueno, como mucha gente sabe que también
escribo poesía, acaso no les extrañe que me incline hacia otros géneros…
–
Yo creo que es mejor que tus
lectores se acostumbren a tu forma de escribir y al género que quieras escribir.
Es como mejor se da a conocer un escritor. Además, si ven que no te encasillas
en un mismo género puede hacer que les llame más la atención tus letras. Pienso
yo. ¿Qué género sueles escribir?
Yo prefiero no encuadrar mi obra en un género determinado. No por esnobismo, por supuesto, sino porque tengo la impresión de que hay grandes autores, incluso independientes, que hacen gala de una gran habilidad y sabiduría en determinados géneros.
Hay, entre ellos, grandes del
misterio, de la novela negra, del género policial, del thriller… Entre esos
géneros hay fronteras muy difusas, y yo, cuando escribo, me dejo rozar por el
misterio, el humor, la intriga, el terror psicológico, e incluso mi propio
desconcierto ante la existencia se derrama en mis historias. Por eso me parece
arriesgado enmarcar mis textos en un género determinado, porque me parece
actuar como un impostor. Tampoco entra en mis pretensiones inaugurar un género
nuevo, simplemente prefiero que mis relatos vayan sin corsé por la vida.
–
Me parece estupendísimo de la muerte,
como diría mi madre. Es una forma muy buena de escribir. Única y original. ¿Qué
estrategia utilizas para promocionar tus obras?
Mi interés al escribir nunca ha sido vender lo que he escrito. Lo digo con toda sinceridad. Siempre me ha motivado dejar, para cuando ya no esté entre los vivos, algo útil a la humanidad, una especie de legado literario que a alguien pueda servirle para conmoverse, para sentirse inquieto, tocado por la magia de algún verso, o simplemente interesado en poner su alma en contacto con la que fue la mía, en este caso. Mis primeros cuatro poemarios, aquellos que se publicaron hace más de quince años, no llegaron demasiado lejos, pero pude regalar varios ejemplares a personas que pensaba —y sigo pensando— que podían acoger mis versos con generosidad y receptividad.
Ahora, recién salido a la luz mi
primer libro de relatos, conservo ese interés. He tenido la dicha de vender
unos cincuenta ejemplares, lo cual es mucho decir para lo que yo esperaba en un
principio. Para darlos a conocer utilizo las redes sociales, pero la verdad es
que no lo hago, probablemente, con la intensidad y frecuencia que sería
deseable o necesaria. Me resulta incómodo saturar a la gente, hay cientos de
autores anunciándose cada día, y no quiero caer constantemente en esa especie
de autobombo que quizá me prive de beneficios económicos, pero que al menos me
hurta de la aversión de las masas…
–
Haces bien. En esta vida en la
que todos intentamos hacernos un hueco como escritores siempre viene bien distinguirse
del resto. ¿Prefieres la auto-publicación o publicar con editoriales?
Bueno, como comenté antes, no
estoy dispuesto a regalarle a ninguna editorial de medio pelo dos mil euros por
cederles el control de la edición de mi trabajo intelectual para que,
simplemente, se embolsen el dinero y no me ofrezcan ni garanticen los servicios
mínimos que debería prestar al autor cualquier editorial que se precie. Haber
descubierto y experimentado la auto-publicación me ha proporcionado el control
casi absoluto del proceso. Desde la redacción hasta la venta, lo único que no
gestiono es la impresión, que la hace Amazon, pero partiendo siempre de lo que
yo les envío, por lo que cualquier error, o al menos la inmensa mayoría, será
atribuible en exclusiva a mí. La
posibilidad de tener en mis manos mis libros, poder distribuirlos yo mismo,
hacer las promociones que yo quisiera, la publicidad que me apetezca y demás; sin
haber tenido que desembolsar cantidades exageradas a cambio de un montón de
nada; me compensa, al menos de momento.
–
Entiendo tu punto de vista,
aunque mi consejo siempre es que no te encasilles en ese punto e intentes publicar
con alguna editorial, porque te dará más visibilidad como escritor. Hay algunas
editoriales que te ofrecen publicar y una vez publicado recibir un tanto por
ciento de las ganancias. No son las mismas que publicando tú mismo, pero
obtienes otros beneficios, como llegar a más lectores. Entonces, ¿realizas el
proceso de corrección y demás tú solo o se lo mandas a algún profesional?
Al publicar en Amazon, todo el proceso, salvo la impresión, corren de la cuenta del autor. A mí me gusta tener la posibilidad de maquetar mi libro, de diseñar la portada... Entiendo que es un riesgo al no dejarlo en manos de expertos, pero aparte de consideraciones económicas, hay mucho chapucero por ahí, así que prefiero meter la pata yo, pero gratis. No recurro a profesionales de la corrección, a quienes admiro y considero imprescindibles, porque no puedo, permitírmelo de momento. Sí que someto lo que escribo al examen objetivo de personas en las que confío y que pueden ofrecerme un punto de vista crítico y fidedigno. Yo soy muy estricto con faltas de ortografía y todo tipo de fallos en el texto, y siempre pretendo ofrecer algo que no sea desagradable de leer o que no dé la impresión de estar elaborado con descuido o falta de respeto al lector. Considero que más vale una obra mala bien escrita, que una gran trama plagada de erratas.
En las redes sociales conozco a
dos correctoras: Vero Monroy y Raquel Ramos. No he sometido mi obra a su
criterio, pero por lo que he leído de ellas son profesionales más que
cualificadas para ayudar a los escritores que así lo estimen oportuno.
–
Cierto. Aquí, en Bookeando con
Desirée hemos conocido a las dos y las hemos entrevistado para que los lectores
aprendan un poquito más sobre escritura y para que ellas mismas nos den su
punto de vista. Podéis encontrar las entrevistas en el mismo blog. ¿Alguna
manía como escritor?
Pues, la verdad, no soy de muchas
manías, ni como escritor ni en otros ámbitos. Más que manías, tengo
necesidades: que no haga frío en la estancia en la que escribo, que no me
interrumpan constantemente (por eso me gusta la noche), que no haya demasiado ruido
a mi alrededor, tener agua para beber al alcance de mi mano… Cosas sencillas,
creo.
–
Sencillas, sí, pero todas ellas
son pequeñas manías. Está bien. ¿Quién serías si pudieras ser tu personaje favorito?
Si fuera mi personaje favorito,
sería completamente opuesto a como soy: sería metódico, perseverante,
perspicaz, hábil, alto, carente de miedos, sabría tocar el violín, y sobre
todo, hablaría inglés perfectamente… Mi personaje favorito es Sherlock Holmes,
como supongo que habrán deducido. Yo, en cambio, soy bajo, inconstante,
impreciso, torpe, no sé tocar ningún instrumento musical y solo hablo
medianamente bien, que no perfectamente, el español.
–
Eso tiene gracia. La verdad es
que te pega Sherlock Holmes. Y es un personaje icónico y bastante peculiar.
Aunque, Pablo, hay que quererse más a sí mismo y si algo de ti no te gusta,
cambiarlo. Siempre estás a tiempo. ¿Prefieres el E-Book o el papel?
Decididamente, papel. He usado el
E-Book y no le niego en absoluto ciertas ventajas: puedes tener un montón de
libros almacenados y disponibles, no ocupan espacio, te lo puedes llevar a
todas partes… Pero a mí, el placer de coger el libro de papel en mis manos,
acariciar sus páginas, pasarlas, su morfología, su olor…; es indisociable del
acto de leer. De hecho, mis libros en Amazon no han sido editados en formato
Kindle, solo en papel. Supongo que con esto me estoy perjudicando, porque sé
que algunas personas preferirían leerlo en sus dispositivos, pero no me he
puesto a ello porque realmente soy un idealista convencido y lo que anhelaba
era ver mi obra en formato papel.
–
Tiene sentido. Aunque no deberías
quitarte la opción de formato Kindle porque está en auge y puede aportarte muchos
más lectores a tus obras. Es un consejo que te doy. La tecnología hoy en día
está a la orden del día y, total, leer es leer. Mientras te lean, todo bien.
Más adelante, quizá puedas permitirte el no publicar en ese formato, pero
mientras seas un escritor sin muchos lectores, por así decirlo, mi consejo es
que consideres el hecho de publicar en todos los formatos que existan; como si
es escrito en piedra. ¿Escritores favoritos?
Muchos. Sería una lista muy larga
de elaborar y muy injusta de cerrar, porque seguro que se me quedarían
bastantes de ellos fuera por culpa de mi desmemoria. En el momento actual,
tengo entre manos a F. Scott Fitzgerald y a J. M. Caballero Bonald, pero me
están esperando otros ya leídos y algunos desconocidos, si la vida me lo
permite. Si tuviera que llevarme a una isla desierta un solo libro, cosa que me
costaría horrores, seguramente me decidiría por “Todo Sherlock Holmes”, una
recopilación de los relatos de este personaje compendiada y prologada por Jesús
Urceloy; un libro imprescindible para cualquier amante del famoso detective y,
por supuesto, para mí.
–
Tiene que ser un buen libro. Yo no
sabía ni que existía un libro con todos los relatos de Sherlock. Interesante…
¿Libros favoritos?
Para no repetirme, excluiré a
algunos que ya he nombrado lo bastante y mencionaré a otros: “Las letras
entornadas”, de Fernando Aramburu; “El balcón en invierno”, de Luis Landero;
“La palabra del mudo”, de Julio Ramón Ribeyro; “Todos los fuegos el fuego, de
Julio Cortázar; “Ficciones”, de Jorge Luis Borges; “la tregua”, de Mario
Benedetti; “Nada”, de Carmen Laforet; “Las almas muertas”, de Nikolai Gogol;
“Antes del fin”, de Ernesto Sábato; “El que acecha en el umbral” de August
Derleth… Son muchos más, por eso sostengo que las listas de preferencias son
injustas.
–
Tienes escritores muy buenos ahí.
¿Cuánto tiempo dedicas a leer, escribir y documentarte?
La verdad es que a escribir y a leer dedico menos tiempo del que quisiera. Me he marcado como reto leer cada noche, antes de dormir, al menos durante media hora. He tenido rachas en las que he leído muchísimo, soltando un libro y cogiendo otro inmediatamente, pero ahora mismo estoy enfocado en varios asuntos que me limitan un poco el tiempo de lectura. No obstante, espero retomar mis rutinas de antes y poder dedicarle más tiempo a lo que realmente disfruto.
Para documentarme, depende,
porque todo va en función de lo que voy a escribir. Si necesito referencias a
la realidad, intento reunir toda la información necesaria para el buen
desarrollo del texto. Por fortuna, hoy día se puede buscar información casi al
mismo tiempo que escribes, gracias a internet, y barajar diversas fuentes hasta
hallar la que resulte más fidedigna. Lo que sí es cierto es que procuro a toda
costa no meter la pata y no poner detalles que no se correspondan con el
entorno, los personajes o la época en que se desarrolle el relato.
–
Bueno, pero nunca dejes de leer.
Eso no es bueno para un escritor. Yo soy de las que piensan que cada libro te
enseña algo, sea del estilo que sea, ya sea: romance, historia, ficción… Y
siempre pueden darte alguna idea para tus próximos proyectos. ¿Qué tiene que
tener tu libro ideal para que llame tu atención como lector?
Como mínimo, tiene que estar
exento de errores ortográficos, de pifias en el estilo... Y debe ofrecer
coherencia, salvo que se busque voluntariamente lo contrario de manera
experimental. En un escritor, la mala ortografía y la incapacidad de una
correcta expresión me parece imperdonable, más aún si está respaldado por una
editorial a la que se suponga un mínimo nivel de competencia y de servicio al
autor. Otra cosa son los gazapos, los errores involuntarios, una letra que se
omite, una palabra que se cuela o algo por el estilo; que son casi inevitables.
Para los independientes, los que publicamos por nuestra cuenta, la exigencia es
la misma. Incluso si no puedes permitirte la intervención de un corrector
profesional, tienes que hacer el esfuerzo de consultar los diccionarios y enciclopedias
que hagan falta para que tu libro no contenga esas lacras que, ante mis ojos al
menos, tiran abajo toda la buena intención del escritor y, además, dar a leer
tus textos a terceras personas que puedan hacerte ver los fallos, o al menos,
la mayoría de ellos. Sacar a la luz un libro plagado de errores no solo me
parece un descrédito para quien lo ha escrito, sino un fraude para el lector,
que invierte su dinero en hacerse con él y su tiempo en leerlo.
–
Estoy de acuerdo en todo lo que
has dicho. Es muy importante el hecho de que el libro quede bien escrito en la
medida de lo posible, con ayuda de profesionales o no. Un libro mal escrito te
da mala fama, y seguro que habrá escritores o lectores que lean tu obra y no
quieran volver a leer nada más tuyo. Hay que tener cuidado con eso. ¿Algún
consejo para otros escritores?
Lo único que me atrevería a
sugerir, más que a aconsejar, es que lean mucho, todo lo que puedan, que no
renuncien a su ilusión, pero también que se esfuercen en ofrecer un producto de
la mayor calidad posible y que no se enfoquen solamente en vender. Ser escritor
es una vocación, y esa vocación requiere de un esfuerzo permanente por parte de
quien se sienta ante un papel o una pantalla a intentar comunicar sus ideas,
sentimientos, etcétera. Quedarse en la mediocridad no me parece una buena idea.
Buscar la excelencia en lo que hace es tarea de todo escritor, y creo que la
literatura es algo de una importancia capital en la historia de la humanidad
como para menoscabarla con negligencias.
Muy bien dicho, Pablo. Así se habla.
Esperamos que tengas mucha suerte, que sigas
publicando tus escritos para el mundo y que todos nosotros podamos verlo. Quién
sabe, puede que el día de mañana volvamos a verte por aquí.
Aquí os dejo
las redes sociales de Pablo:
Nos vemos
prontito con otra de estas maravillosas entrevistas en las que todos aprendemos
algo nuevo.
No marchéis
lejos.
Hasta entonces,
¡feliz lectura y escritura!
© 2025 Siree Kemerler. Todos los derechos reservados.
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